Los haitises- Recuerdo de una joya
Pusimos
marcha hacia nuestro destino alrededor de las 5:15 am, en un gran autobús.
Las calles estaban desiertas, salvo uno que otro vehículo y personas ejercitándose con sus mascotas. Aun no había salido el sol en su totalidad hasta que llegamos, por lo menos a la mitad de la avenida Las Ámericas y la Aurora con su belleza se expandía ante nosotros mientras sus colores acariciaban las olas del mar.
Las calles estaban desiertas, salvo uno que otro vehículo y personas ejercitándose con sus mascotas. Aun no había salido el sol en su totalidad hasta que llegamos, por lo menos a la mitad de la avenida Las Ámericas y la Aurora con su belleza se expandía ante nosotros mientras sus colores acariciaban las olas del mar.
Llegando
a Hato Mayor todo era muy diferente a la ciudad que dejamos atrás.
Después
de algunas 3 horas y carreteras curvadas con paisajes hermosos, el profesor
Rudid parloteando sobre la flora y la fauna de la zona y personas mareadas,
llegamos a un pequeño puerto en donde había una cabaña hecha de canas y madera. Pasados algunos 17 minutos Rudid anuncio en
que barco le correspondia ir a cada quien y por fin llego la hora de
abordar e ir rumbo a las cuevas pero antes de las cuevas por supuesto estaban
los exóticos Manglares en la laguna de agua salubre, nuestro guía, Josué, nos explicaba las leyes que protegían al
Parque, y los animales que allí habitaban, pude observar el extraño pelicano
azul y los cangrejos que posaban en los Manglares.
Todos
estábamos muy fascinados con los que nos contaba Josué, sobre todo por el hecho
de que el parque tiene ciertas características que lo hacen único en el mundo,
y así mediante esta fascinación abrimos paso al fuego del mar Atlántico,
avistamos grandes masas de tierra llamadas mogotes, uno de ellos parecía un gran queso azul, el sol radiante nos observaba desde el azul perfecto del cielo
mientras su calor abrazaba nuestras espaldas dándonos una sensación de
libertad, el mar en calma tenia su reflejo que se asemejaba al verde de una esmeralda.
Anclamos
en la primera cueva e inmediatamente sentimos la ligera humedad, también sentía
el miedo de muchos de nosotros incluso el mío porque era un mundo enorme,
oscuro y desconocido para nosotros, las cuevas las adornaban gráficos hechos
por los extintos aborígenes Tainos; búhos , niños fajados, caciques
enterrados con sus mujeres entre otras peculiaridades.
Para
llegar a las Cuevas tuvimos que caminar varios metros por un bosque que era
hogar de muchas plantas venenosas, la caminata fue agotadora y calurosa, después de tanta caminata llegamos a la ultima cueva pero no la menos importante ya que
era la mas extensa y hermosa de todas.
Terminamos
nuestro recorrido y abordamos nuestro barquito de vuelta al puerto, a
pesar del calor y la sed infernal el aire que se respiraba era asombroso tan
puro y limpio. Un ave negra de cola en forma de tijera volaba en círculos por encima de nosotros, la tijereta.
Arribamos
en un hotel donde nos esperaba un rico almuerzo y una piscina de agua fría que venia
directamente de un rio. Riquísima.
Descansamos
un buen rato en el hotel y llego la hora de partir con nuestras experiencias y recuerdos como este que hoy les escribo.
...
Buscando entre mis cosas encontré esta descripción de un viaje a Los haitises que hice con mi grupo de compañeros de Curso, esto fue alrededor de 5 años atrás cuando estaba en Segundo de bachiller. En fin me pareció una buenísima idea compartirlo hoy con ustedes y al mismo tiempo una manera diferente de revivir tan lindos recuerdos.
El parque Nacional los Haitises es un gran ecosistema y aún me parece increíble que un solo parque albergue tantos tesoros, arqueológicos, geográficos, de flora y fauna.
Lamentablemente las fotos que hice de este viaje han desaparecido pero encontré estas buenas fotos que apoyan mis palabras.
Fotografía Por: Touring Dominican Republic
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